
El lunes 21 de abril de 2025, el Papa Francisco falleció a los 88 años en su residencia de la Casa de Santa Marta, en el Vaticano, debido a un ictus cerebral que le provocó un coma y un colapso cardiocirculatorio irreversible.
Su funeral, celebrado el sábado 26 de abril en la Plaza de San Pedro, reunió a más de 250,000 personas, incluyendo a líderes políticos, religiosos y fieles de todo el mundo. La misa fue presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio.
Siguiendo sus deseos, el Papa Francisco fue enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, convirtiéndose en el primer pontífice en ser sepultado fuera del Vaticano desde 1903. Su elección de un ataúd sencillo y la omisión de ciertos rituales tradicionales reflejaron su compromiso con la humildad y la cercanía al pueblo.
Con su partida, se inicia el período de «Sede Vacante» y los «Novendiales», nueve días de luto y oraciones. Se espera que el cónclave para elegir a su sucesor comience entre el 5 y el 10 de mayo.
El legado del Papa Francisco, marcado por la compasión, la justicia social y la reforma eclesiástica, deja una huella imborrable en la historia de la Iglesia Católica y en el corazón de millones de personas alrededor del mundo.